9.- LA PATRIA GRANDE, EL INTENTO JUSTICIALISTA DE INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA.
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El Viernes, 16 de octubre de 2009 a las 3:16
2.-AFIRMACIÓN DE UN DESTINO EN COMÚN. EL PACTO A.B.C: en los años veinte, la Argentina había sido acusada frecuentemente en los documentos del Departamento de Estado norteamericano de albergar sentimientos racistas hacia otros países latinoamericanos y de aspirar al dominio económico del sur de Sudamérica. Más tarde, entrado Estados Unidos en la guerra a fines de 1941, el no alineamiento argentino provocó que encumbrados personajes del gobierno norteamericano hablaran de la "amenaza fascista" proveniente de la Argentina, de una Tercera Guerra Mundial que tendría su inicio en este país y del expansionismo argentino. Cordell Hull, el secretario de Estado norteamericano de la época de la guerra, sostuvo haber recibido información sobre los planes detallados del círculo ultranacionalista del ejército en la Argentina, que incluían golpes de estado de derecha en países vecinos y la formación de un bloque antinorteamericano en Sudamérica. Asimismo, el régimen del presidente argentino, Edelmiro Farrell, fue acusado por el gobierno norteamericano de implementar represalias económicas en contra de otras repúblicas americanas. Simultáneamente con dicha acusación, el presidente Roosevelt ordenaba a los jefes combinados de Estado Mayor que efectuaran las preparaciones necesarias para defender al Paraguay, al Uruguay y a todos los estados vulnerables a un ataque argentino. Parte de ello fue la ayuda militar proporcionada por el gobierno norteamericano en 1944 y 1945 al gobierno de Brasil -cuando la guerra ya no lo justificaba-, al solo efecto de fortalecer a este país frente a la Argentina.
La idea de la agresividad potencial de la Argentina les era absolutamente funcional a los países latinoamericanos, a quienes el argumento resultaba útil cuando necesitaban ayuda norteamericana, o cuando aparecía la posibilidad de asistencia de Estados Unidos a la Argentina.
Por otra parte, los norteamericanos habían temido durante muchos años la organización de bloques regionales en América, en especial un bloque austral bajo el influjo argentino, temor basado en la vieja y recurrente aspiración para su país, existente en distintos grupos políticos e ideológicos argentinos, de construir LA PATRIA GRANDE. Sin embargo, a comienzos de 1948, la embajada norteamericana en Bs.As. reconocía en un extenso memorándum que no existían indicios de que la Argentina estuviera buscando el aumento de su territorio mediante la conquista. Si bien se detectaba la desconfianza regional hacia Estados Unidos, se percibía que los gobernantes de los países latinoamericanos preferían confiar en los norteamericanos antes que en la Argentina. Se consideraba además que este país no tendría éxito en la creación del bloque austral, si Estados Unidos conseguía fortalecer el sistema interamericano, su objetivo principal en la época.
Al analizar la hipótesis de la amenaza militar de la Argentina, los norteamericanos consideraban que Uruguay y Brasil temían el poder argentino sobre todo el primero-, pero, dado lo acordado en las conferencias de Chapultepec y Río (1945), los demás países americanos no permanecerían indiferentes ante un acto de agresión de la Argentina, aparte de que ésta no había producido acto alguno que indicara su deseo de atacar a un país vecino. A ello debía agregarse que, aun consiguiendo las armas y la ayuda en materia de industrialización militar que solicitaba, la Argentina estaría muy lejos de constituir una amenaza militar para Estados Unidos y por ende para algún país del hemisferio.
No obstante, el informe de la embajada norteamericana en Bs. As. revelaba un cierto temor de los países de la región al gobierno argentino, y, a la vez, éste era utilizado para lograr ayuda de Estados Unidos. El secretario asistente de Estado para Asuntos Latinoamericanos, Edward G. Miller, luego de una visita a la Argentina en febrero de 1950, advertía en un memorándum al subsecretario Webb que el presidente de Chile, Gabriel González Videla, en su próxima visita a Washington asaltaría al presidente norteamericano con la “típica letanía” de la amenaza de la Argentina para su seguridad. Miller decía no creer en tal cosa, pero aconsejaba contestar que en ese caso lo mejor era que Estados Unidos tuviera buenas relaciones con la Argentina. Esto ocurría en un momento que al gobierno norteamericano interesaban las relaciones cordiales con la Argentina para conseguir la ratificación del TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, 1947). Sin embargo, un memorándum de Webb del 21 de abril de 1950 sostenía la existencia de telegramas recientes originados en Santiago y La Paz que planteaban “dudas inquietantes sobre las intenciones de Perón hacia otros países sudamericanos", lo que mereció una respuesta de Miller tratando de aventar el tema del peligro argentino. Con todo, una prueba de las aprensiones que existían respecto de la Argentina en las demás naciones latinoamericanas fue la cuidadosa anticipación a las mismas que debió realizar el gobierno de Washington cuando en esa época decidió otorgar un crédito a la Argentina.
Es evidente que Perón realizó esfuerzos para conseguir la UNIDAD latinoamericano, en contra posición al liderazgo que pretendía ejercer los Estados Unidos. La sólida posición económica de la Argentina al finalizar la guerra, y el fuerte apoyo interno con que el presidente argentino fue elegido, sumados a la vulnerabilidad de países vecinos que atravesaban crisis sociales y económicas, ofrecieron a Perón la oportunidad de exportar bienes de consumo y capitales, al mismo tiempo que difundía su Doctrina de la JUSTICIA SOCIAL. El presidente argentino utilizó principalmente cuatro instrumentos para interesar sus objetivos: negociar convenios económicos bilaterales, designar agregados obreros en las embajadas argentinas, bregar por la unidad del continente, y exhibirse como el modelo de soberanía libertad y justicia para el crecimiento y desarrollo mostrando el camino a los países hermanos...pero el gobierno norteamericano siempre estuvo detrás conspirando y desuniendo.
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