jueves, 5 de agosto de 2010

salud y deporte

6.-7. EL ESTADO JUSTICIALISTA (1945-1955). Segunda parte: Perón explica su obra de gobierno. Salud y deportes.
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El Martes, 15 de junio de 2010 a las 12:43
"LA FUERZA ES EL DERECHO DE LAS BESTIAS", por Juan D. Perón (1956).


En la salud pública.


Aunque parezca increíble, hasta 1946 no existía en la República Argentina un organismo estatal encargado de velar por la salud de su población. Existía en cambio un Ministerio de Agricultura que tenía una Dirección de Sanidad Vegetal y Animal. Interesaba más la salud de los animales porque éstos tenían buen precio, en cambio un hombre no se cotizaba ni en ferias, ni en mercados. Esta era la Argentina que nosotros encontramos.

Se combatía la garrapata y la langosta en el norte, pero el paludismo, que diezmaba su población, no había llamado la atención de los poderes públicos. La lepra, en el litoral, era un problema serio. La tuberculosis y la sífilis eran verdaderos flagelos nacionales ayudados por la incuria de las autoridades. El tifus exantemático, la brucelosis, el quiste idatídico y numerosas enfermedades iban tomando formas crónicas en sectores de población regional.

Una de las primeras medidas de nuestro gobierno en 1946, fue crear el Ministerio de Salud Pública, el que recibió la misión de organizar la sanidad argentina, establecer normas generales de profilaxis, estudiar los problemas planteados por las enfermedades endémicas, lanzar una acción decidida para terminarlas y organizar las medicinas preventiva y curativa en el país.

Sería largo historiar la acción proficua y decidida de este Primer Ministerio de Salud Pública pero algunos datos estadísticos serán elocuentes reflejos de esta acción. Mediante un nuevo sistema de “dedetización” sistemática, se terminó con el paludismo en el país en sólo dos años de acción intensa. En la actualidad hace cinco años que no se conocen nuevos casos. En 1946 el índice de mortalidad por tuberculosis era de 130 por cien mil, en 1954 ese mismo índice era de 36 por cien mil. La sífilis y las enfermedades venéreas han desaparecido en su casi totalidad con el empleo adecuado de los modernos antibióticos. La lepra ha sido circunscripta a los leprosarios preparados y habilitados que han permitido el aislamiento conveniente, evitando los transmisores ambulativos.

De la misma manera se ha terminado con las epidemias de tifus exantemático, brucelosis, etc., etc.

La organización sanitaria asegura ahora una vigilancia estatal sobre toda epidemia propio o emigratoria, de modo que podemos afirmar que, por primera vez, la población argentina está realmente protegida contra ese peligro siempre latente.

En la medicina asistencial se ha dado un paso gigantesco. En 1946 no se disponía sino de siete mil camas en todos los hospitales existentes tanto una población de casi quince millones, requería una existencia mínima de quince mil camas.

Para subsanar este grave problema de carácter asistencial iniciamos una política decidida de apoyo a la construcción de modernos policlínicos. Los gremios más numerosos, las asociaciones mutualistas y otras organizaciones recibieron el estímulo y el apoyo financiero del Estado para llevar a cabo las construcciones. Para no cansar con datos estadísticos de esta naturaleza, sólo deseo dar algunas referencias generales. Sólo la Dirección General de Acción Social del Sindicato Ferroviario construyó en estos ocho años: un gran policlínico central de mil camas, veinticinco policlínicos menores regionales, etc. La mayor parte de los gremios disponen ya de modernos policlínicos o consultorios externos, según su capacidad económica.

La “Fundación Eva Perón” en un esfuerzo admirable desarrolla un plan de habilitación de veintiocho policlínicos modernos en todo el país, de los cuales cinco está ya funcionando con un total de tres mil setecientas cincuenta camas, sin contar otros centros de salud y readaptación que atienden una población de más de dos mil quinientas personas alojadas.

Los viejos hospitales de la Capital Federal y de las provincias, dependientes de las autoridades comunales, han recibido también el aporte de numerosas mejoras en sus servicios, como asimismo las Facultades de Medicina de las distintas Universidades construyeron o mejoraron los hospitales escuelas correspondientes.

En este sentido, tan grande ha sido el impulso impreso a la sanidad asistencial que, en la actualidad, se encuentran instaladas más de quince mil camas en servicio, es decir, nosotros en ocho años hemos habilitado en modernos y confortables policlínicos, más camas que en toda la historia de la sanidad argentina.

La medicina preventiva ha recibido un impulso extraordinario. Las revisaciones periódicas, los catastros pulmonares permanentes, desconocidos en nuestro país, mediante sistemas económicos, van siendo generalizados en casi todo el territorio. Solamente la Sanidad Escolar y la Fundación Eva Perón, revisan y catastran anualmente a más de un millón de niños que son seguidos atentamente en su desarrollo. Este mismo proceso preventivo se extiende aceleradamente a la población obrera de fábricas y talleres.

Cada día estamos más lejos de la orfandad legárquica, porque pensamos que la conservación del material humano, es el índice de la mayor riqueza en lo material y en lo humanista.

Podrán morir argentinos por miseria fisiológica, pero ya no mueren más por miserias sociales. Los médicos nos han ayudado a nosotros los estadistas, curando, pero no hemos nosotros ayudado menos a los médicos con las medidas sociales de mejoramiento en la alimentación y profilaxis que un mejor Standard de vida trae aparejado.

Estos “libertadores” no ven nada de esto. Total ellos recibieron del Pueblo todo lo necesario para vivir gordos y ociosos. Hay una conciencia que sólo vive en los conscientes. Los irresponsables, a menudo sólo ven lo que nosotros no vemos, por eso suelen ser felices a su manera.


En los deportes.


En la doctrina justicialista se considera al hombre como un ente susceptible a la cultura, pero de acuerdo al viejo aforismo griego todo en su medida y armoniosamente. Por eso, en la educación consideramos como indispensable que el Estado influyera para formar un individuo de perfecto equilibrio en sus cualidades y calidades esenciales, mediante una cultura intelectual, una cultura física y una cultura moral.

Sólo un individuo con un alma buena, con su cuerpo sano y vigoroso y una mente desarrollada e inteligente, satisfará, en nuestro concepto, una educación completa e integral.

Pensamos nosotros que un hombre sabio, si es un malvado, adquiere mayor grado de peligrosidad para sus semejantes, de donde en la educación es decisivo formar hombres buenos y prudentes, que grandes eruditos al servicio del mal.

Para alcanzar los altos fines perseguidos por esta orientación se organizó un sistema escolástico que permitiera, en la escuela, colegios y universidades, cultivar la inteligencia y el alma mediante una enseñanza intelectual y moral adecuada. En las palestras deportivas, complemento de las anteriores, se debía, en cambio, fortalecer y desarrollar el cuerpo y ejercitar con las virtudes viriles el espíritu individual, la solidaridad y cooperación colectivas, mediante ejercicios y pruebas apropiadas.

La antigua gimnasia aburrida y en general imperante debía ser reemplazada por la práctica deportiva, entusiasta y activa, consubstancial con el Pueblo en sus manifestaciones propias.

Dentro de estos conceptos, establecimos que los niños de escuela primaria debían dedicarse a los juegos deportivos propios de su edad y las escuelas disponer de pequeños campos deportivos, donde dos veces por semana, los niños pudieran pasar por lo menos una tarde o una mañana jugando al aire y al sol. Las escuelas y colegios secundarios debían iniciar a los niños mayores de doce años en la práctica deportiva, disponiendo al efecto de campos de deportes cercanos propios o de los clubes existentes en las cercanías. Esta acción era completada por los clubes de la “Unión de Estudiantes Secundarios” (UES), organizados en todo el territorio de la República, donde las muchachas y los muchachos podían dedicar las tardes y las mañanas para cultivar los deportes de su preferencia y completar su cultura general.

Con esa finalidad, el Estado construyó un gran club de varones en Núñez con más de cien mil socios entre los estudiantes secundarios y otro de mujeres en la Quinta Presidencial de Olivos, que contaban con casi noventa mil niñas de los establecimientos secundarios. En esos clubes además de la totalidad de los deportes se enseñaban danzas clásicas y folklóricas, canto, arte escénico, pintura, etc. En las provincias se habían organizado establecimientos similares. Estos clubes eran gobernados y dirigidos por los mismos estudiantes con el asesoramiento de profesionales.

En la rama universitaria, técnica y especial, organizada en forma similar, funcionaban también en las confederaciones correspondientes organizaciones similares.

Todo este personal deportivo se agrupaba en la Liga Estudiantil Argentina (LEA) que anualmente debía realizar campeonatos propios. Para niños y jóvenes que no fueran estudiantes, la Fundación Eva Perón, mantenía sus clubes y anualmente organizaba los campeonatos infantiles y juveniles, movilizando en todo el país, a casi medio millón de niños y jóvenes deportistas.

El deporte en los adultos era dirigido y gobernado por la Confederación General de Deportes que, reuniendo a todas las federaciones de las distintas especialidades y el Comité Olímpico, formaba una entidad privada, donde sus autoridades eran designadas por elección.

Este sistema dio resultados tan extraordinarios que el programa actual de formar en el país cinco millones de deportistas, era ya un objetivo asegurado. En estos ocho años la Argentina ganó varios campeonatos mundiales y sus deportistas fueron mundialmente conocidos.

Se construyeron grandes estadios en toda la República y se iniciaron en la práctica deportiva millones de jóvenes argentinos. En el homenaje que los deportistas hicieron al Gobierno en agradecimiento que su apoyo y su ayuda, delegaciones de todo el país desfilaron durante cuatro horas ininterrumpidamente.

Por noticias de estos días me entero que todas las organizaciones deportivas, por primera vez en la historia argentina, han sido intervenidas por el gobierno. Tal medida, de una violencia y arbitrariedad sin precedentes, evidencia la clase de gobierno que soporta el país.

Sin duda una cantidad de advenedizos tratarán de destruir las organizaciones deportivas con grave perjuicio para el deporte argentino.

Igualmente han intervenido las organizaciones estudiantiles que con tanto cariño levantamos nosotros, pero tengo fe en los jóvenes y allí no conseguirán sino hacer-se odiar por los muchachos y las muchachas que no entienden ni soportan supercherías y son aún suficientemente idealistas como para no pensar en conveniencias insignificantes.

El saldo de la “revolución libertadora” en este aspecto, anuncia desastres como en lo demás; debemos esperar días mejores en que nos sea dado poder seguir trabajando para el Pueblo Argentino. La noche negra de la dictadura habrá quedado atrás, su triste memoria será un incentivo para no volver ni la vista. El estigma de la traición y el genio del mal habrán sido una vez más una lección para todos.
DR. RAMÓN CARRILLO

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